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viernes, 21 de marzo de 2014

DESCENTRALIZACION Y FEDERALISMO (Y 2)

Decíamos ayer que un sistema descentralizado no tiene por qué ser ineficaz, o ineficiente, siempre y cuando se cumplan algunos requisitos mínimos. Sin embargo dichos requisitos han sido eficazmente ignorados por nuestra clase política que ha conseguido una hazaña difícilmente superable. Desde los reinos de Taifas no se había visto en nuestro país tanto desgobierno. Examinemos cada punto de los mencionados ayer:

El enfrentamiento entre posturas unitarias y federelistas no es de ahora (ni original de España) aquí una imagen relativa al proceso constituyente de la I República (1873-1874) Acabaron "ganando" los federalistas*
  • Claridad competencial: Inexistente, cada comunidad decide que competencias se adjudica, sin necesidad de contar con nadie (el trámite parlamentario posterior no es suficiente) y con los ayuntamientos es incluso peor, las comunidades (las mismas que denuncian cualquier atisbo, real o supuesto de centralización) no han descentralizado ni competencias legislativas, ni administración, ni ingresos. Conclusión, los ayuntamientos asumen las competencias que quieren (y les dejan) y las pagan, o no, como pueden.
  • Coherencia: Inexistente, no hay un criterio básico que justifique el reparto de competencias, o por qué debe hacerse así y no de otra manera. Salvo las competencias exclusivas del Estado (Artículo 149 de la Constitución, que no se cumple), cada uno hace lo que quiere. No importa quien lo haría de forma más eficaz, más eficiente, más equitativa. Es cuestión de poder e interés electoral.
  • Responsabilidad: Inexistente: Cada comunidad gasta según una previsión de ingresos, la mayoría de los cuales no dependen de ellas. Todo se fía a la “Financiación Autonómica” que consiste en que el estado les dé cada vez más dinero. Decidiendo de forma arbitraria y sin controlar su uso (Recuerdo el tour que hizo Chaves recién nombrado Vicepresidente de Política Territorial, en cada comunidad se reunía con el presidente, que le pedía más dinero, alegando un aumento de población, o similar, y el Vicepresidente decidía si lo reconocía o no). Además las comunidades, especialmente algunas, tienden a endeudarse con la convicción de que el Estado les aportará más dinero si insisten mucho (lo llaman Deuda Histórica).
  • Homogeneidad legislativa: Inexistente, es más, se hace lo contrario, si una comunidad aprueba que el asa de un cubo tiene que tener un diámetro de 2mm la comunidad vecina se apresura a fijarlo en 2,1mm, y así.
  • Mutuo reconocimiento: Inexistente, y muy relacionado con lo anterior, ninguna autonomía reconoce un título o licencia expedido por otra. Un chollo si quieres abrir un negocio o empezar a trabajar en una comunidad distinta.
  • Lealtad institucional: Inexistente, y degenerando. Cada vez que una comunidad tiene un problema la culpa es de Madrid, o de la comunidad de al lado, o de el ayuntamiento de una población importante de la provincia en manos de otro partido... una auténtica vergüenza.
El día 19 se conoció una noticia terriblemente trágica, una niña de tan sólo tres años y medio y residente en el Condado de Treviño había muerto, según algunas informaciones, porque el 112 del País Vasco se había negado a enviar una ambulancia, a pesar de ser los más cercanos, porque estaba en otra provincia. No sé si esta explicación es cierta, espero que no pues mi capacidad de aguantar miserias morales es limitada. No sé si fue un error médico, si fue por la huelga (otra que tal) o si los padres están buscando alguien a quien culpar (una respuesta humana natural ante una desgracia semejante). No lo sé, por eso no voy a culpar a las autoridades vascas, ni a los de las ambulancias, ni al médico. Prefiero esperar a tener más información.

Mapa del País Vasco, con el Condado de Treviño (Libertaddigital)
Pero si quiero llamar la atención sobre un hecho, nadie ha dudado de que la explicación del límite autonómico sea correcta, y eso es una prueba clara del nivel de podredumbre moral que ha alcanzado nuestro sistema político. Si yo les dijera que Rajoy (o Zapatero) han celebrado en la Moncloa rituales satánicos en los que han bebido la sangre de una virgen, ustedes me aconsejarían una larga y relajante estancia en un frenopático, y con razón. Sin embargo, la posibilidad de que una división administrativa haya causado la muerte de una niña, que debería ser igual de absurdo, no nos parece irreal.

Lo creemos, porque lo esperábamos. Porque durante décadas las autoridades autonómicas han jugado a la ruleta rusa con la vida de la gente, negándose a atender a un paciente grave porque el accidente había tenido lugar en la comunidad vecina (a pesar de ser el hospital más cercano) no aceptando ayuda de la comunidad vecina en la extinción de un incendio, etc. y alguna vez tenía que acabárseles (acabársenos) la suerte.

Ojo, no es un problema exclusivo de la comunidad vasca, ni de los nacionalistas, ni de izquierdas o derechas, la estupidez, el cortoplacismo, la afición a sembrar cizaña, no ha entendido de ideologías. Algunos partidos abogan por la federalización (unos linces) otros por la recentralización, otros por la ruptura, pero ninguno de ellos, ni tampoco de nosotros, parece entender que el problema es más complejo. Tenemos que cambiar la forma en que se hace política en nuestro país, tenemos que fomentar algunos valores básicos como la responsabilidad. Y la parte principal de la tarea recae no en los políticos, sino en los ciudadanos. Si no se la exigimos, si no se la imponemos con nuestro voto, jamás nos la darán.


Excelente definición

Es muy fácil vivir del corto plazo, las elecciones son frecuentes y pensar a largo no les compensa. Pero no deberíamos olvidar que cuando ellos se vayan, cuando dejen el cargo,  nosotros tendremos que seguir aquí. Y pagando la fiesta.

Emilio Olabarría (PNV) Sin comentarios.
PS: Mención aparte merecen las declaraciones del Diputado del PNV Olabarría, diciendo que si Treviño se hubiera integrado en Álava ésto no hubiera pasado. Utilizar de forma tan torticera la muerte de una niña demuestra sin ninguna duda, la altura moral del individuo, simplemente inexistente. 

Ha pedido disculpas, pero es indigno de representar a nadie, lo único aceptable después de semejante barbaridad es la dimisión inmediata. Sus votantes deberían exigírsela.

* Del cantonalismo hablaremos otro día. Que tiene tela.

jueves, 20 de marzo de 2014

DESCENTRALIZACIÓN Y FEDERALISMO

A lo largo de los últimos años, mientras la crisis que solo era desaceleración, dejaba un reguero de cuatro millones de parados, y un déficit y una deuda pública insostenibles, cada vez que alguien hablaba de repensar el modelo autonómico que es extraordinariamente ineficiente y costoso se le replicaba con la letanía de que el Estado Autonómico había sido la causa del extraordinario crecimiento económico experimentado por nuestro país desde la Transición. ¿Les suena?

Sin embargo se trata de un claro ejemplo de la falacia “Post hoc, ergo propter hoc” (cuya traducción podría ser “después de esto, por lo tanto causado por esto” ¿Impresionados? ¿no? ya les vale) es decir, se asume que porque un hecho ocurra antes que otro el primero es causa del segundo y no siempre es así, puede que no tengan relación, que ambos tengan una causa común (un tercer hecho ignorado) o que el segundo hecho se haya producido a pesar del primero.

Así, al establecer como causa del desarrollo económico el Estado Autonómico se ignoraba, voluntariamente o no, la importancia de muchos otro factores como: El crecimiento económico internacional, la leve liberalización económica, el ingreso en la CEE, el aumento de la inversión extranjera, del comercio exterior, de la competitividad, del capital humano (con un descenso espectacular durante el franquismo de la tasa de analfabetismo y el paulatino aumento de la población universitaria).

Felipe González firma el acta de adhesión a la entonces Comunidad Económica Europea
Desde luego, es poco probable que el aumento de la burocracia, de las trabas administrativas, de los impuestos (para muestra un botón), y de la maraña legislativa y competencial que son el verdadero sello del Estado Autonómico haya tenido un efecto positivo sobre el crecimiento económico.

Pero no es la única falacia al respecto de las autonomías. Quizá la más usada sea la que equipara descentralización y democracia y que se basa en un silogismo un poco absurdo: Franco era un dictador, Franco era centralista, luego el centralismo es propio de dictaduras. Seguro que han oído muchas veces, el uso que, sobre todo, la izquierda y los nacionalistas dan al concepto de recentralización, equiparándolo con un retroceso democrático (el PSOE defiende que se alcanzará la democracia plena cuando España sea un Estado Federal, ignorando que ya lo es, democrático y federal). Vamos, eliminar una competencia autonómica es el equivalente a prohibir las elecciones. Sin embargo esa visión del centralismo no se sustenta en hechos, al fin y al cabo no creo que ninguno de ustedes consideren dictaduras a países como Francia o Gran Bretaña, que son extraordinariamente centralistas.

El Parlamento de Cantabria, en su nivel máximo de eficacia. Para que no digan que mi problema es con Cataluña, estos son mis "simpáticos inoperantes".
¿Significa esto que la descentralización es mala y el centralismo bueno? Pues no necesariamente, lo siento. En mi opinión un estado descentralizado puede tener varias ventajas sobre uno centralizado. Por ejemplo, acerca la Administración al ciudadano, permitiendo resolver problemas concretos de una zona determinada, que pueden carecer de importancia a nivel nacional, así puede resultar más fácil integrar un país con importantes diferencias, por ejemplo geográficas, climatológicas o económicas. También posibilita una sana competencia entre las distintas unidades administrativas lo que, con ciertos límites, redundaría en una mejora de la eficiencia y de la calidad de los servicios ofertados. En teoría.

Para que funcione es necesario, sin embargo, que el modelo de descentralización cumpla varias premisas básicas:
  • Claridad en la división competencial: No es lógico que cada subdivisión decida por su cuenta y riesgo que es lo que quiere hacer. Debe estar explícitamente determinado en la Constitución, y en cada desarrollo legislativo, quién hace qué, y si una subdivisión (o el Estado) desarrolla una actividad que no le corresponde debe ser un delíto. En España este principio lo incumplen tanto las comunidades como los ayuntamientos. Véase, por ejemplo, las acciones de ayuntamientos medianos en cooperación internacional.
  • Coherencia: La división de las competencias tiene que ser coherente, tanto entre sus distintas partes, como con el objetivo buscado, no es lógico que una competencia que debe legislarse de forma centralizada, como la educación, se descentralice y una cuya gestión debe estar descentralizada como algunas políticas sociales, estén controladas por organismos de rango superior. Deben conjugarse principios de igualdad, cercanía, especificidad y eficiencia.
  • Responsabilidad: Las subdivisiones deben asumir las consecuencias de sus decisiones, es decir, no es aceptable que una comunidad se endeude ofreciendo servios que no puede permitirse para ganar unas elecciones y que luego pague el Estado. Es decir, cada uno debe recaudar sus propios impuestos y justificar su uso ante sus electores. Esto implica que la división que mejor gestione sus recursos podrá ofrecer mejores servicios, y atraerá población, empresas e inversiones. Esto no es incompatible con la existencia de un fondo de solidaridad.
  • Homogeneidad legislativa: Hay que diferenciar entre legislación y administración. Y entre niveles legislativos. La norma general debe ser estatal (salvo que el asunto sólo competa a una o pocas subdivisiones) el desarrollo concreto debe ser realizado en la subdivisión que se encargue de la prestación del servicio ajustándose a sus necesidades y capacidades concretas.
  • Igualdad: no puede haber diferencias competenciales dentro de un mismo nivel, salvo las que dependan de condiciones objetivas, por ejemplo, no tiene sentido que Castilla y León tenga competencias sobre protección del litoral. En ningún caso pueden concederse privilegios a una determinada subdivisión.
  • Mutuo reconocimiento: Los actos administrativos de cualquier subdivisión deben ser válidos en las demás. Si hay algún problema, por ejemplo excesiva permisividad, en una de ellas debe existir un sistema de arbitraje o judicial que permita imponer en la comunidad díscola un sistema homologable.
  • Lealtad institucional. Las subdivisiones son partes del Estado, no Estados. No pueden imponerse a la mayoría, ni actuar contra el interés general. Si alguna de ellas incumple este principio debe ser posible tomar medidas políticas y judiciales contra las autoridades en cuestión.
Sin embargo en España el estado autonómico, que es federal en la práctica (que alguien se lo explique a Rubalcaba, por favor) no cumple ninguno de estos parámetros, al contrario, los vulnera de forma ostensible, lo que impide que la descentralización haya promovido un aumento de la eficiencia, una mejora de los servicios o cualquier otra cosa deseable.


No quiero alargarme mucho más ni resultar muy pesado, así que, de momento, lo dejo aquí. Mañana sigo y llego al meollo del asunto. No desesperen