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lunes, 7 de abril de 2014

TODO CONTROLADO

El gobierno, siempre atento a las necesidades de la gente, a protegernos de cualquier acechanza, hasta de nosotros mismos si es preciso, ha decidido que a partir de la aprobación de la nueva Ley de Seguridad Ciudadana sea imprescindible entregar el DNI, que deberá ser registrado, para acceder a un Ciber. Impresionados ¿verdad? Esa atención al detalle, esa preocupación por los grandes problemas de la ciudadanía, vamos, que dan ganas de ponerse en pie y aplaudir con las orejas.

Sí, ya sé lo que estarán pensando, que es útil para controlar el mal uso que se puede hacer de esos equipos, concretamente para cuestiones de terrorismo o ciberataques. En teoría es cierto, y ese es el problema. Cada vez que un gobierno decide recortar nuestras libertades, imponer una regulación opresiva o controlar nuestros movimientos siempre tiene una buena razón teórica.

Reuters/Kacper Pempel
Sin embargo esa justificación teórica no se transforma en una utilidad práctica, perdemos parcelas de nuestra libertad, el poder estatal y la burocracia controla nuestras vidas, pero no logramos a cambio esa seguridad que nos prometen, todo lo contrario. Superado un cierto umbral de seguridad, el aumento de los controles y las restricciones sólo redunda en beneficio del Estado. 

Vean por ejemplo el caso de los viajes en avión. Los aeropuertos se han convertido en una auténtica pesadilla totalitaria, sin embargo el terrorismo sigue existiendo y se siguen produciendo secuestros de aviones, ¿por qué?

Evacuación de los pasajeros del avión etíope recientemente secuestrado (EFE)
Porque hay algo que los gobernantes y quienes defienden el control estatal suelen olvidar, las restricciones legales son efectivas, casi únicamente, sobre las personas que no hubiesen incumplido la ley en ningún caso. Los criminales no se sienten especialmente atados por ese tipo de regulaciones, al fin y al cabo, su trabajo consiste en saltárselas y cuanto más complejas sean, cuantos más aspectos de nuestra vida invadan, mayor éxito tendrán aquellos que opten por ignorarlas. ¿De verdad creen que un terrorista, o sobre todo un hacker, va a acudir a un ciber a preparar su acción?

Pero ampliemos el campo, para ello sirve como ejemplo la Ley Seca, o más actualmente la Guerra contra las Drogas. A los únicos que ha beneficiado dicha normativa es a los traficantes que se dedican (o se dedicaban) a buscar formas de esquivarla. Al Capone, debió de considerar seriamente la entrega de dinero a las campañas de los políticos que más apoyaban la Ley Seca y la lucha contra el contrabando. Son los que le hicieron rico.
Al Capone en su época de mayor popularidad
El resultado siempre es el mismo, se regula una faceta de la vida privada, se gasta un montón de dinero, se beneficia a un grupo de interés (en ocasiones el enemigo público número uno) y la vida de los ciudadanos es bastante peor, y cuando se usa como excusa la seguridad la situación no es mejor. Ya lo dijo Benjamin Franklin "Aquellos que cederían la libertad esencial para adquirir una pequeña seguridad temporal, no merecen ni libertad ni seguridad y acabarán perdiendo ambas".

Si se quiere mejorar la seguridad lo único que hace falta es leyes claras que no dejen espacio a la arbitrariedad y un poder judicial eficaz, rápido y sobre todo independiente. En España no hemos dado ni una.

PS: A modo de ejemplo, por si alguien piensa que este es un vicio inherente en exclusiva al Partido Popular, me permito recordarles que en España se ha regulado el uso de un espacio privado (Ley antitabaco), el uso que le das a tu propio dinero (se limita el Crowdfunding, en beneficio de los bancos), lo que puedes hacer con un terreno de tu propiedad (dependes de la voluntad del alcalde o del concejal de turno, no de un criterio racional) el alquiler de tu piso en vacaciones (en beneficio de las cadenas hoteleras) e incluso se ha prohibido la celebración de partidas de bingo en las residencias de ancianos (en Baleares, "competencia desleal" a las salas de juego, tal cual)

sábado, 29 de marzo de 2014

POR FIN LLEGÓ LA AUSTERIDAD

El ministro de Hacienda, el sin par (por suerte) Cristóbal Montoro ha salido a la palestra ayer para anunciar, gozoso, que una vez más, y van cinco, España ha incumplido su compromiso de déficit. Un logro digno de su mérito no cabe duda.
Cristóbal Montoro, sin comentarios (EFE)
Por si esto no fuera suficiente para justificar su cese inmediato (o si tuviera algo de dignidad su dimisión), pues al fin y al cabo la única razón por la que existe su puesto (independiente de Economía) es que solucione el grave desequilibrio presupuestario que debilita nuestra economía nacional y pone en riesgo (siendo muy optimista) la posible recuperación.

Pero el problema es que además hay varios agravantes, por ejemplo:
  • El límite de déficit se ha ampliado varias veces en los dos últimos años, según el acuerdo original nuestro déficit en 2013 debería haber sido inferior al 3% marcado por el Pacto de Estabilidad. Ni ampliándolo hasta el 6,5 % ha sido el gobierno capaz de cumplirlo.
  • A pesar de la disminución del PIB y la destrucción de cientos de miles de puestos de trabajo la recaudación del Estado ha aumentado. Es decir logran recaudar más a pesar de disminuir del número de pagadores y la riqueza de éstos. Vamos, que nos están crujiendo a impuestos. Ni así.
  • No se han recortado gastos, más allá de un par de detalles cosméticos y de los 10.000 millones que se recortaron en sanidad y educación. Un recorte inútil destinado a convencernos de que se había hecho todo lo posible en ese sentido. Además todos los problemas en esos campos ahora son consecuencia de los recortes. Con un par
  • Seguimos concediendo subvenciones absurdas, pagando de nuestro bolsillo obras en países como Cuba (adivinen quién) y malgastando millones en ayuda al desarrollo, que no mejora la situación en esos países (todo lo contrario, aunque de eso hablaremos otro día) y, de hecho, suele acabar en las cuentas suizas de los distintos dictadores (o en sus cuartos de baño en forma de grifería de oro macizo).
  • Las empresas públicas no sólo no desaparecen sino que su plantilla aumenta, se rescatan bancos, autopistas, y empresas varias, con la condición de que sean grandes y tengan linea directa con los distintos gobiernos. Mientras tanto, la Justicia es una broma, carísima además, los derechos de los ciudadanos son pisoteados por cualquiera con un poco de cara dura, las Fuerzas Armadas (que requieren una reforma a fondo, como la de Mario en la República romana, pero a lo bestia) están a punto de no ser operativas por falta de dinero, y a los policías se les racanea en el material, como los chalecos antibalas. Es decir, malgastamos dinero público mientras el Estado deja de cumplir sus funciones principales.
Cristóbal Montoro visto por Montoro el dibujante (alias Montoro el Bueno)
En resumen, que la austeridad brilla por su ausencia, seamos realistas, el gasto social (y el público en su conjunto) ha aumentado, luego los problemas sociales no tienen su origen en los recortes, pero lo ha hecho mucho menos de lo que ha aumentado el déficit en estos años, por lo tanto tampoco es la causa del problema presupuestario.

El gobierno nos miente, y la oposición comparte su mentira, el estado crece, los gastos se disparan, los impuestos son insufriblemente elevados y entre todos están logrando llevarnos al hoyo, algo parecido a lo que ocurrió en Argentina en tiempos del Presidente De la Rúa, su ministro de Economía Domingo Cavallo anunciaba el desarrollo de una agenda liberal mientras disparaba los impuestos y el gasto público, sin embargo en Argentina se acepta que el corralito de 2001 fue consecuencia de las medidas liberales.

El Presidente De la Rúa, tras presentar su dimisión abandona la Casa Rosada, rodeada de manifestantes. Alguien debería sacar conclusiones de esto. No ocurrirá.

Eso es lo que ahora ocurre en España, el gobierno habla de austeridad y la oposición les llama neoliberales, sin embargo todo es mentira, la política del gobierno es todo lo contrario al liberalismo (en cuestión de impuestos ha superado incluso a IU) pero es evidente que los uno y los otros, todos, se sienten muy satisfechos. Mala suerte para nosotros, los ciudadanos.

miércoles, 26 de marzo de 2014

TELEVISIONES PÚBLICAS

Hoy voy a ser breve, espero, creo que los datos que conocemos hablan por sí mismos, pero de todas maneras hay que ponerlos en perspectiva. He aquí los datos:
  • RTVE perdió en 2013 113 millones de euros, la misma cantidad que en 2012, ya suma 400 desde que en 2006 Zapatero asumiera los 7.500 millones de euros acumulados hasta el momento.
  • Las televisiones púbicas autonómicas, a excepción de las de Cataluña, tiene una deuda de más de 1.600 millones de euros, y recibieron en 2013 más de 880 millones de euros en subvenciones.
  • La televisión pública catalana tenía una deuda de más de 1000 millones de euros que fue asumida por la Generalitat.
Estos son las cifras a las que puede acceder cualquier ciudadano hoy mismo, el día en el que el Tribunal Supremo ha dictaminado que el ERE de Telemadrid es legal pero improcedente, es decir, tendrá que aumentar las indemnizaciones pero sólo deberá readmitir a los miembros del comité de empresa.

Evidentemente a nadie le gusta quedarse sin trabajo, a nadie le debería alegrar (a mi me deprime, escandaliza y ofende) que cientos de personas, o incluso una sola, engrosen las ya de por sí hipertrofiadas listas del paro, sin embargo, como digo, los datos hay que ponerlos en perspectiva.

Una televisión pública, finalmente se reduce siempre a esto (pero sin Matías Prats)
En un país con seis millones de parados, un déficit del 7,1%, una deuda que supera el 90% del PIB y unos impuestos que no hacen más que subir no es lógico que un grupo de empresas públicas tengan las cifras que he indicado más arriba. Máxime cuando la utilidad para los ciudadanos es inexistente.

Sí, inexistente, no hay ningún servicio que ofrezca una televisión (o radio, o periódico) pública que no ofrezca una o varias cadenas privadas, puede que al principio, hace 70 años, tuviera algún sentido (que va a ser que no) pero ahora es sencillamente absurdo.

El gráfico se explica sólo (sacado de este blog)
Entonces porque ese afán por tener televisiones públicas, no sólo en las autonomías, sino también en muchos municipios (algunos de los cuales tienen unos datos económicos peores incluso que la media nacional, por ejemplo, Jerez o Cádiz) obviamente por que es un medio de propaganda. La única función de las televisiones públicas es hablar bien del gobierno y criticar a la oposición, a veces se nota más, a veces menos, pero eso no cambia nunca. Son mamporreros del régimen, cajas de resonancia de las vacuas ideas de los distintos gobiernos.

Y no es aceptable que en pleno siglo XXI, y más en  la actual situación de crisis económica, tengamos que gastar ingentes cantidades de dinero público para que el gobierno se de pisto. Es indignante, ofensivo e inmoral. Y por lo tanto no lo podemos consentir, lo lamento mucho (de verdad) por los trabajadores, les queda el consuelo de que durante años han tenido trabajo, pero no es lícito que sus trabajos se mantengan a costa de nuestro esfuerzo, y por qué no decirlo, nuestro sufrimiento, sobre todo cuando a los ciudadanos su labor no nos aporta nada en absoluto.


Momento de mayor utilidad de una televisión pública
Hay que cerrar las televiones públicas, las radios públicas, poner fin a la publicidad institucional, etc. hay que acabar con la propaganda del gobierno, sea el que sea, porque es una amenaza para el pluralismo, la democracia, y la libertad. Y encima nos sale muy cara.

sábado, 8 de marzo de 2014

DE FASCISTAS Y LIBERALES

No es fácil determinar leyes científicas en la teoría y la práctica política, en eso las Ciencias Políticas son como cualquier otra Ciencia Social. De hecho, muchos politólogos reducen las establecidas, hasta ahora, a tres: la de la “paz democrática” que establece que dos democracias no se declaran la guerra, la Ley de Hierro de la Oligarquía de Michels que indica que en todo grupo surge siempre una elite dirigente, y la Ley Duverger que establece que los sistemas electorales mayoritarios tienden a generar dos partidos y los proporcionales a varios. La mayoría de los politólogos ni siquiera tienen claro que puedan considerarse leyes, científicamente equivalentes por tanto a la de la Gravedad, o las de la Termodinámica. 

Sin embargo, hoy yo he decidido echar mi cuarto a espadas y voy a promulgar la cuarta ley de la Ciencia Política, que dice así (Ejem): "A medida que un debate o discusión sobre política se alarga o encona, la probabilidad de que alguien califique a quien discrepa con él de “fascista” tiende a 1". ¿Qué les parece? ¿no les ha impresionado? Lástima. Estaba muy orgulloso de mí mismo, en fin...*

Un parlamentario de BILDU llama fascista a Borja Semper (PP)

Ironías aparte, es bien cierto que a lo largo de las últimas décadas la palabra “fascista” ha devenido en una palabra fetiche que es utilizada de forma indiscriminada contra todo aquel que discrepa. Escuchen las declaraciones de cualquier político o tertuliano, cualquier discusión de política entre amigos o los comentarios a una noticia o articulo publicado en internet y verán como, antes o después alguien hace uso de la dichosa palabreja. Por supuesto, dado el nivel que se suele apreciar en los foros indicados la mayoría de las veces se utiliza de forma errónea. De hecho, y esto es quizá lo más sorprendente, cuando alguien la utiliza de forma correcta el escándalo suele estar garantizado y todos los bienpensantes se apresuran a rasgarse las vestiduras.

Aclaremos primero, ¿en que consiste el fascismo? Básicamente es una ideología totalitaria (otro concepto que se suele emplear de forma descuidada), es decir se trata de una ideología elaborada que aboga por el control absoluto por parte del estado de todos y cada uno de los aspectos de la vida de los habitantes como condición necesaria para lograr el establecimiento de un mundo ideal futuro. A efectos prácticos está más cerca de una religión que de una idea política. Lo determina todo, exige que todo se sacrifique en pos de un ideal y tiene un grupo de gente encargada de decidir las sutilezas de la doctrina y perseguir las herejías.

Joan Tardá (ERC) llama fascista a Carmen Tomás (y enferma)

En concreto se trataría de la versión italiana del totalitarismo, aunque no se diferencia demasiado de cualquier otro. Examinemos la relación del fascismo con la definición indicada. 1. Es una teoría elaborada, las fuentes en este caso serían el nacionalismo de izquierda de Olivetti, el socialismo, el neoidealismo de Benedetto Croce, las vanguardias artísticas como el futurismo y la (mala) interpretación de las ideas elitistas de Gaetano Mosca y Vilfredo Pareto**. 2 Aboga por el control absoluto por parte del estado. Cito a Mussolini “todo en el Estado, nada contra el Estado, nada fuera del Estado”. 3 El establecimiento de un mundo ideal futuro, en el caso del fascismo sería una Italia imperial, prospera, técnicamente avanzada y libre de conflictos sociales y de clase (no es la construcción más elaborada desde luego). Por lo tanto, en principio siendo estrictos sería erróneo aplicarlo a cualquier ideología no relacionada con las ideas de Mussolini, sin embargo, ajustándonos al uso habitual, vamos a considerar fascismo como sinónimo de totalitario.

En nuestro día a día se utiliza fascista (como equivalente a totalitario, antidemocrático, etc.) aplicándose a casi cualquier ideología (liberalismo, nacionalismos, conservadurismo, democracia cristiana, socialdemocracia, socialismo o comunismo,...), pero muy especialmente desde las posiciones identificadas con la Izquierda, (socialdemocracia, socialismo y comunismo) contra conservadores, democristianos y sobre todo liberales.

Y aquí está el quid de la cuestión, ¿alguna de las ideologías indicadas es totalitaria? Sí, dos, el comunismo (siguiendo la definición anterior 1. es una teoría elaborada desarrollada por Marx 2. defiende el control absoluto del Estado desde la economía al pensamiento y 3. una vez implantado el comunismo, desaparecerá el Estado y la sociedad será feliz, prospera, igualitaria y libre de todo conflicto) y el nacionalismo (1. depende del caso, por ejemplo Sabino Arana en el País Vasco y Prat de la Riba en Cataluña. 2 Pretende coordinar cada faceta de la vida en su intento de construir su nación y 3. Una vez independizados del opresor, la población será más prospera, más feliz, más noble de espíritu, más altos, más guapos, etc.), ¿alguna puede devenir en totalitaria? Sí, el conservadurismo, la democracia cristiana, la socialdemocracia, y el socialismo, en la medida de que están dispuestos a sacrificar parcelas de libertad en un intento de conseguir un objetivo a largo plazo y más o menos utópico (no debe, en ningún caso, interpretarse lo dicho como que todos los que suscriben las ideas aquí mencionadas son o acabaran por ser fascistas, es únicamente una posibilidad)Obsérvese que quienes más cerca están del totalitarismo  son los que con más frecuencia recurren a utilizar "fascista" como calificativo del discrepante. 


Boicotean una conferencia de Baltasar Garzón al grito de fascista (por perseguir a ETA)

¿Hay alguna que sea incompatible con el totalitarismo? sólo una, el liberalismo, no porque sea moral o intelectualmente superior a las demás, sino porque sus principios fundamentales son incompatibles con los del totalitarismo, ya que defiende la primacía del individuo, como único titular de derechos, o la necesidad de controlar el poder del Estado, reservando todas las facetas posibles a la libertad del individuo. Sin embargo los liberales son los que con más frecuencia son acusados de fascistas. (Si a esto le añadimos el hecho de que la mayor parte de los que se califican o son calificados como liberales se inscriben, en realidad, en cualquiera de las ideologías mencionadas en el párrafo anterior el caos conceptual está garantizado)

Se preguntarán que interés tiene todo esto, al fin y al cabo sólo es una palabra, pero la verdad es que es de una gran importancia, el lenguaje determina nuestra percepción de la realidad. Utilizar epítetos como el de fascista contra cualquier discrepante, especialmente si se hace de forma reiterada, distorsiona la forma en que cada postura es percibida, deslegitimándola y asentando la tendencia natural de la humanidad al pensamiento único. En suma, al utilizar una palabra como fascista de manera errónea, estamos contribuyendo a dificultar los debates, entre ellos algunos de los más acuciantes actualmente, estamos empobreciendo la política, estamos, en fin, acabando con la democracia.

Y hay un riesgo añadido, si se utiliza una palabra para definir cualquier cosa, al final carecerá de significado, y en el caso que nos ocupa, eso significará que los auténticos fascistas, tendrán el camino, aún más, expédito para acabar con nuestra libertad. Siéntanse libres de comentar (sólo faltaba). Un saludo

* Al menos lo estaba hasta que caí en la cuenta de que no es más que una ampliación de la Ley de Godwin. Mi gozo en un pozo.
** Un buen resumen del pensamiento de estos últimos aquí y aquí