sábado, 29 de marzo de 2014

POR FIN LLEGÓ LA AUSTERIDAD

El ministro de Hacienda, el sin par (por suerte) Cristóbal Montoro ha salido a la palestra ayer para anunciar, gozoso, que una vez más, y van cinco, España ha incumplido su compromiso de déficit. Un logro digno de su mérito no cabe duda.
Cristóbal Montoro, sin comentarios (EFE)
Por si esto no fuera suficiente para justificar su cese inmediato (o si tuviera algo de dignidad su dimisión), pues al fin y al cabo la única razón por la que existe su puesto (independiente de Economía) es que solucione el grave desequilibrio presupuestario que debilita nuestra economía nacional y pone en riesgo (siendo muy optimista) la posible recuperación.

Pero el problema es que además hay varios agravantes, por ejemplo:
  • El límite de déficit se ha ampliado varias veces en los dos últimos años, según el acuerdo original nuestro déficit en 2013 debería haber sido inferior al 3% marcado por el Pacto de Estabilidad. Ni ampliándolo hasta el 6,5 % ha sido el gobierno capaz de cumplirlo.
  • A pesar de la disminución del PIB y la destrucción de cientos de miles de puestos de trabajo la recaudación del Estado ha aumentado. Es decir logran recaudar más a pesar de disminuir del número de pagadores y la riqueza de éstos. Vamos, que nos están crujiendo a impuestos. Ni así.
  • No se han recortado gastos, más allá de un par de detalles cosméticos y de los 10.000 millones que se recortaron en sanidad y educación. Un recorte inútil destinado a convencernos de que se había hecho todo lo posible en ese sentido. Además todos los problemas en esos campos ahora son consecuencia de los recortes. Con un par
  • Seguimos concediendo subvenciones absurdas, pagando de nuestro bolsillo obras en países como Cuba (adivinen quién) y malgastando millones en ayuda al desarrollo, que no mejora la situación en esos países (todo lo contrario, aunque de eso hablaremos otro día) y, de hecho, suele acabar en las cuentas suizas de los distintos dictadores (o en sus cuartos de baño en forma de grifería de oro macizo).
  • Las empresas públicas no sólo no desaparecen sino que su plantilla aumenta, se rescatan bancos, autopistas, y empresas varias, con la condición de que sean grandes y tengan linea directa con los distintos gobiernos. Mientras tanto, la Justicia es una broma, carísima además, los derechos de los ciudadanos son pisoteados por cualquiera con un poco de cara dura, las Fuerzas Armadas (que requieren una reforma a fondo, como la de Mario en la República romana, pero a lo bestia) están a punto de no ser operativas por falta de dinero, y a los policías se les racanea en el material, como los chalecos antibalas. Es decir, malgastamos dinero público mientras el Estado deja de cumplir sus funciones principales.
Cristóbal Montoro visto por Montoro el dibujante (alias Montoro el Bueno)
En resumen, que la austeridad brilla por su ausencia, seamos realistas, el gasto social (y el público en su conjunto) ha aumentado, luego los problemas sociales no tienen su origen en los recortes, pero lo ha hecho mucho menos de lo que ha aumentado el déficit en estos años, por lo tanto tampoco es la causa del problema presupuestario.

El gobierno nos miente, y la oposición comparte su mentira, el estado crece, los gastos se disparan, los impuestos son insufriblemente elevados y entre todos están logrando llevarnos al hoyo, algo parecido a lo que ocurrió en Argentina en tiempos del Presidente De la Rúa, su ministro de Economía Domingo Cavallo anunciaba el desarrollo de una agenda liberal mientras disparaba los impuestos y el gasto público, sin embargo en Argentina se acepta que el corralito de 2001 fue consecuencia de las medidas liberales.

El Presidente De la Rúa, tras presentar su dimisión abandona la Casa Rosada, rodeada de manifestantes. Alguien debería sacar conclusiones de esto. No ocurrirá.

Eso es lo que ahora ocurre en España, el gobierno habla de austeridad y la oposición les llama neoliberales, sin embargo todo es mentira, la política del gobierno es todo lo contrario al liberalismo (en cuestión de impuestos ha superado incluso a IU) pero es evidente que los uno y los otros, todos, se sienten muy satisfechos. Mala suerte para nosotros, los ciudadanos.

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