jueves, 6 de marzo de 2014

LA SITUACIÓN EN UCRANIA (5): FIRMEZA OCCIDENTAL

Hablábamos ayer sobre la actitud de Rusia en política exterior (e interior) desde la llegada al poder de Vladimir Putin, a pesar de que es un personaje que nos retrotrae a las peores épocas de la historia de Europa, con sus ideas y prácticas imbuidas de autoritarismo, militarismo, imperialismo y algunos "ismos" más (ninguno bueno), es innegable tanto su claridad de ideas como su capacidad para llevarlas a cabo, desde un punto de vista estrictamente politológico (al margen por tanto de consideraciones éticas, tal y como estableciera Maquiavelo) es uno de los mejores líderes actualmente en el poder en cualquier país del mundo, puesto que ha logrado fortalecer el Estado, aumentar su poder, y cuenta con el apoyo entusiasta de la mayor parte de la población. No es fácil, y desde luego no es nada positivo para Europa, ni para los propios rusos, pero hay que reconocérselo. 

Enfrente se encuentra la Unión Europea y Estados Unidos, ambos han ido superando los tics que determinaron las reacciones políticas de todas las naciones durante siglos, y han comenzado a desarrollar una política exterior basada en el soft-power, vamos mucha zanahoria y poco palo, aunque el proceso se ha dado a ambos lados del Atlántico en la Unión ha alcanzado un nivel de desarrollo extraordinario, agravado por las propias limitaciones que conlleva su condición de organismo supranacional, y por ende, de perpetuo experimento. Es decir enfrentamos una política del siglo XXI basada en el buen rollito, escaldados como quedamos tras las dos guerras mundiales y la Guerra Fría, con la de Rusia, más propia del siglo XIX.
El Secretario de Estado John Kerry (AP/Larry Downing)
En el caso de EEUU, que conviene estudiar con más detalle, el Presidente Obama, es un convencido defensor del dialogo (en política exterior) posiblemente esta incapacidad para enfrentar la realidad, nada romántica, de las relaciones exteriores, esté motivada por una visión extremadamente negativa del poder de los Estados Unidos, tanto sus formas de ejercerlo como sus consecuencias. El caso es que a lo largo de sus cinco años de presidencia, no ha evitado en ninguna ocasión tender la mano a quienes han hecho de su oposición a los norteamericanos el eje de toda su política (con la inestimable colaboración durante el último año del Secretario de Estado John Kerry, sobre el que hablaremos otro día, su plan de paz para Oriente Próximo se lo merece) Esta política no ha tenido, de momento, ningún resultado positivo, más bien al contrario, la reiterada del poder hegemónico sólo ha producido mayor inestabilidad y la aparición de nuevos hegemones, todavía a un nivel inferior, que no son necesariamente mejores. Como muestra de esta, errática, política un botón, el pasado 24 de febrero el Secretario de Defensa anunció la reducción de las fuerzas armadas estadounidenses a niveles previos a la Segunda Guerra Mundial. Un desarme unilateral sorprendente, inesperado, poco explicado y del que las demás potencias habían de tomar buena nota, Rusia ya lo ha demostrado, China no es probable que tarde. 

El Secretario de Defensa Chuck Hagel anuncia el recorte en las Fuerzas Armadas (AP)
Pero cuando uno habla de política exterior es inevitable pararse a contemplar el espectáculo de la Unión Europea, una imagen vale más que mil palabras así que vean la foto de más abajo, es un escultura que se encuentra en la sede del Parlamento Europeo en Bruselas, ignoro lo que representa oficialmente, por ahí he leído que es un árbol, sin embargo, creo que es la mejor representación gráfica de la concepción de las relaciones exteriores por parte de la UE, una acumulación de trazos sin sentido, amontonados de forma desordenada y que no conducen a ninguna parte, en ese sentido hay que reconocer que el artista lo ha clavado.

Escultura en el Parlamento Europeo (foto sacada de este blog la que yo hice durante mi visita era bastante peor)
Evidentemente no es fácil, nada fácil coordinar la política exterior de 28 países muchos con sus propias esferas de influencia y todos con sus propios intereses y prioridades y como decía Lord Palmerston (aunque suene cínico) "los países no tienen amigos permanentes sino intereses permanentes". Las pruebas de esta relación conflictiva son muy numerosas desde el retraso con el que se incluyó entre las competencias de la unión, no se hizo hasta 1992, cuando se incluyó en el Tratado de la Unión Europea, más conocido como Tratado de Maastricht, hasta la tardanza y la falta de acuerdo para intervenir en otros países (como Yugoslavia o Libia), la incapacidad para establecer objetivos comunes, la imposición de criterios nacionales, como las acciones de Francia en el centro de África etc. Unos países abogan por intervenir, otros apelan al principio de no intervención, unos apelan a la ONU (los simpáticos inoperantes como tan brillantemente los definiera Miguelito, el amigo de Mafalda) otros, en ocasiones los mismos, se pasan a la ONU por el arco del Triunfo, se recurre a la OTAN, se pone trabas a la OTAN, se considera el uso de la fuerza, el del dialogo, o el favorito de España "verlas venir, dejarlas pasar y si te mean decir que llueve".

En fin, un maremágnum de difícil comprensión. Y eso tiene consecuencias, decíamos ayer que Georgia sufrió una invasión por su acercamiento a Occidente, mientras que ese mismo Occidente que había animado al gobierno georgiano, y había repartido numerosas palmaditas en la espalda, permanecía al margen silbando "La Traviata". A pesar de la experiencia se han repetido los mismo errores con Ucrania, se animó a la oposición (otro maremágnum que combina demócratas, nacionalistas, ultranacionalistas y fascistas) y cuando Rusia ha intervenido nos hemos limitado a ofrecer dinero (lo cual no deja de ser una avance), y a discutir si deberíamos sancionar o no al país invasor (ojo, no cabe duda de que Rusia tiene derechos sobre las provincias invadidas, y que hay una importante población rusa en ella, pero eso no significa que tenga derecho a violar la soberanía de otro país y ocupar su territorio, como el Tercer Reich no tenía derecho a ocupar los Sudetes a pesar de la importante población alemana de la región), para cuando queramos hacer algo es muy probable que Ucrania haya perdido las provincias reclamadas por Rusia, si no pierde mucho más. Está claro que escaldados o no, no hemos aprendido nada de la Segunda Guerra Mundial.

Mañana, hablaremos de la invasión rusa, mientras tanto, siéntanse libres de comentar. Un saludo

Una artículo de Henry Kissinger publicado ayer en The Washington Post, obviamente en inglés, aquí

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