lunes, 24 de marzo de 2014

EL AUGE DE LOS EXTREMISMOS

La derecha ha ganado las elecciones municipales en Francia, algo sorprendente dados sus numerosos escándalos, y comprensible dada la incompetencia y los bandazos (otros movimientos corporales aparte) de el Presidente Hollande. Hasta ahí todo normal, más o menos. El problema radica en que el Frente Nacional de Marine Lepen es la tercera fuerza con un 7% de los votos.

Sarkozy y Hollande, los "tigres" del Eliseo (LaRazón)
No es mucho dirán. Pero deben tener en cuenta dos cosas. 1º que no se presentaban más que en una minoría de comunas (municipios) y 2º que en las pasadas elecciones municipales obtuvo un 1% de los votos. Ahora diganme ¿cómo se les queda el cuerpo?

A eso añadan el crecimiento del partido xenófobo de Geert Wilders en Holanda, que en las últimas municipales, celebradas la semana pasada, se presentaba en dos ciudades, ganó en Almere (ciudad dormitorio de Amsterdam) y quedó segundo en La Haya (lugar de residencia del Rey). Al mismo tiempo los movimientos de extrema izquierda y extrema derecha, así como las nacionalismos, aumentan en prácticamente toda Europa y todo parece indicar que en el próximo parlamento Europeo la tercera fuerza serán los llamados “euroescépticos”.

Marine Lepen (Paris Match)
¿Cómo es posible que la cosmopolita Francia, la progresista Holanda, que la moderna y moderada Europa en su conjunto se enfrente a esta situación más propia de la primera mitad del siglo XX? La explicación es compleja y, desde luego, tiene múltiples causas, sin embargo creo que es posible establecer una causa primordial que explica toda la sucesión de hechos.

La demagogia.

Seguramente estén pensando que me refiero a la demagogia del FN o de Wilders, pero no, esa es parte de la consecuencia. La demagogia que la causa está en la construcción de Europa, y de los estados, basada en unos pilares poco realistas:

  • El Estado del Bienestar: se basa en la mentira, ya señalada por Bastiat, de que todos podemos vivir a costa del trabajo de otros, agravada con otras mentiras descaradas como, por ejemplo, que los servicios públicos son gratis. No lo son, en realidad son carísimos, y el coste de mantenerlos nos supone una mayor dificultad para mejorar nuestra situación económica, la nuestra y la del país. Los elevados impuestos reducen el ahorro, el consumo y la inversión y por lo tanto, impiden el progreso económico y nos empobrecen (a nosotros, no a Botín).
  • El multiculturalismo: Entiéndase bien, no me refiero que haya que imponer nuestra cultura a nadie, sin embargo resulta absurdo pensar que todas las culturas pueden aportar lo mismo. No se trata de despreciarlas, se trata de que algunas soluciones son mejores que otras, sin más (no siempre son las mismas, ojo). Además el sentimiento de culpa por el pasado colonial hace que se considere progresista y moderno ser permisivo con las peculiaridades culturales (algunas inaceptables) y con la inmigración. Significa esto que la inmigración debe prohibirse, impedirse, disparar a los inmigrantes, dejar que se ahoguen o cualquier otra barbaridad semejante. NO. Ni de coña. Sin embargo hay que ser consciente de la cantidad de inmigrantes que puede aceptar, e integrar, una determinada población. Y no se ha hecho.
Resumiendo, ¿qué tenemos?: Tenemos un Estado del Bienestar insostenible, un aumento del número de inmigrantes y un mundo que cambia muy rápido (esto no es culpa de los políticos, que conste) además de un incremento de la percepción de inseguridad, que no suele estar justificado, pero que se basa en la información que facilitan los medios de comunicación, que buscan y se regodean en las noticias más escabrosas, ha resucitado “El Caso” y monopoliza la información.

Geert Wilders
Ante esta situación la gente siente miedo, y busca alguien a quien culpar, ¿cual es el proceso mental?: Ha aumentado el número de inmigrantes, los inmigrantes abusan de los servicios públicos y no se comportan como buenos (franceses, holandeses, albaceteños, lo que sea), los políticos no lo impiden. Ergo los inmigrantes son una amenaza y los políticos unos traidores, sustituyan inmigrantes por capitalistas y obtendrán el argumentario de la extrema izquierda.

Frente a este panorama siempre va a surgir un demagogo que anuncie el resurgir de la nación postrada o el fin de la “vieja” política, (cuyo paupérrimo nivel no la hace más defendible precisamente). Ese argumento ya lo usó Mussolinni, o en los 90 Berlusconi (aunque no sean iguales) es un argumento fácil de recordar, que llega bien a la gente, que les convence de que no tienen la culpa de su situación, que la culpa es de otros. En suma, que funciona.

Benito Mussolinni, el tampoco fue el primero en utilizar el recurso a la demagogia
Por eso tiene tanto éxito, por eso siempre hay alguien que recurre a esa estrategia, por eso el futuro próximo en Europa no pinta nada bien. La situación actual no es como la del periodo de entreguerras en el siglo XX, y que llevó a varias dictaduras y una guerra mundial (aquí civil), pero se parece demasiado como para que podamos quedarnos tranquilos.


¿La solución? Otro día

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