lunes, 17 de marzo de 2014

INCITANDO AL ODIO

Un aspecto curioso de todos los totalitarismos es su visión paranoica de la realidad, así es habitual ver como se consideran victimas de las más terribles agresiones cuando ellos son los únicos que han agredido a alguien, o cuando menos los primeros. Ejemplos de este tipo de pensamiento hay muchos, véase por ejemplo lo que dijo un etarra en el mitin de Alsasua (por cierto impresionante la actuación y el valor demostrado por la gente de COVITE exigiéndoles que colaboren con la justicia en la resolución de cuatrocientos asesinatos pendientes de esclarecer. Mi más sincero apoyo y admiración) afirmando que había cientos de vascos desterrados, en referencia a los huidos de ETA. Por su puesto se equivoca, los desterrados son cientos de miles y los han obligado a irse el que leía el comunicado y sus colegas.

Consuelo Ordoñez se enfrenta a los proetarras en la mano lleva una lista de 400 asesinatos por esclarecer (EFE)
Pero centrémonos, esta forma paranoica de ver el mundo es consustancial al totalitarismo, está en su propia esencia, y el nacionalismo, como ideología totalitaria no es inmune a ello. A lo largo de los últimos dos años (desde los años 70 de hecho) se han multiplicado las declaraciones de lideres (no se rían) del nacionalismo referidas a las agresiones y desprecios que les hace el resto de España, catalanofobia lo llaman, este palabro, que lo mismo sirve para descalificar una crítica que una investigación judicial que una estadística, es utilizada sin ningún reparo después de expresiones como España nos roba, es decir les insultamos, pero porque nos odian.

El problema radica en que al intentar justificar su visión paranoica, les faltan datos, navegan por Internet, escrutan las fotos de las manifestaciones en busca de cualquier símbolo o comentario que pueda interpretarse como ofensivo, y a partir de ahí lo extrapolan al conjunto de la sociedad. Esta labor de búsqueda difícilmente puede encajar con el concepto del generalizado odio español a Cataluña, de existir, sería tan fácil encontrar pruebas como nos resulta a nosotros encontrar pruebas de su paranoia (abran un día un periódico al azar ¿ven que fácil?) vamos que los únicos cenutrios que odian a Cataluña, son despreciados por el resto de España, por lo tanto difícilmente pueden ser sus representantes, ¿no?

Un usuario de Twitter, afeó a Girauta que en uno de los actos de Ciudadanos alguien usara esta bandera.
Viene todo esto a cuento de la reciente sucesión de hechos (ya pensaban que me había dado un aire ¿eh?) que les presento a continuación, en primer lugar advertir (por si no se lo imaginan) que se enmarcan en lo que el gran Carlos Herrera (el Halcón de las Ondas) ha denominado con acierto “Pasión de Catalanes”

Hace unos días, la Assemblea Nacional Catalana (ANC) publicó un documento en el que indicaba que era posible declarar la independencia el 23 de abril de 2015, de forma unilateral y sin referendum previo ni zarandajas así, ellos son el pueblo, por que quien no está de acuaerdo con ellos no es del pueblo (son colonos) por lo tanto cualquier cosa que decidan es voluntad democrática de la mayoría (ya se hacen una idea ¿verdad?).

En el detallado plan (que sorprendentemente no indicaba que harían por la tarde) se indicaba la necesidad de hacerse con el control de puertos, aeropuertos, instituciones, etc. Vamos, un plan detallado para dar un golpe de estado. No es posible llamarlo de otra manera y así fue entendido por multitud de periodistas y politólogos.

Pantallazo del texto de la ponencia, sacado del Twitter de Girauta (@GirautaOficial)
Uno de los que lo entendió así fue Juan Carlos Girauta, magnífico periodista que lleva batiéndose el cobre con los nacionalistas desde que el Cabo Machichaco empezó la mili, y que ahora encabeza la lista de Ciudadanos a las europeas. Girauta suele defender en sus artículos la libertad contra la opresión nacionalista, y se limitó a señalar lo obvio, que la ANC estaba planificando un golpe de estado, y puesto que esta subvencionada por la Generalitat y su líder es una destacada afiliada de ERC, la conclusión lógica era que los defensores del “proceso” estaban preparándose para dar un paso más.

Juan Carlos Girauta, adivinen de qué va el libro (E-noticies)
Podrás compartir sus opiniones, o no, eso es evidente, considerar que son interesantes o interesadas pero no ha dicho nada que no debiera ¿no?. Pues los, supraescriptos, defensores del “proceso” no opinan lo mismo.

Por supuesto el acoso empezó en Twitter, donde Girauta, por cierto, se defiende como gato panza arriba, y donde llegaron a “expulsarlo” de la Cataluña independiente (de la Arcadia vamos) e incluso, lo que es más grave, a amenazarlo. Pues bien, tras varios días de acoso, un medio de comunicación en catalán publica un editorial, en el que toma posiciones. ¿Descalifica a los que pretenden dar un golpe de estado? No ¿a quienes acosan al discrepante? No, ¿defiende el derecho a opinar de los no nacionalistas? Por supuesto que no, lo que hace, directamente es acusar a Girauta de promover la violencia para así justificar la actuación del ejército. Es decir, le han puesto una diana, le han convertido en un enemigo del pueblo, un defensor de los invasores. 

Habrá violencia sí, pero Girauta no será el causante, sólo espero que tampoco sea la víctima.


PS: Ventajas de publicar por la tarde, el sin par Santiago Gonzalez, analiza un caso similar aquí (aunque lo hace mejor, no te fastidia)

1 comentario:

  1. Tengo curiosidad por saber si este mismo caso ocurriera en otro pais (tanto occidental o no) que pasaria con los firmantes de ese manifiesto de la ANC.
    No se si les acusarian de golpistas y serian juzgados por un tribunal civil o militar. Serian espulsados de todo cargo publico y retiradas las yudas que disfrutan del estado... incluso ideas mas duras se me pasan por la cabeza de como podrian actuar otras culturas, naciones, estados, pueblos o como se quieran llamar... La cuestion esque en este nuestro pais esto pasa sin mas que pena ni gloria y todo queda en un mero apunte de todo un proceso...
    En fin, desalentador.

    Jorge Francisco Perez

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