jueves, 1 de mayo de 2014

EN EL DÍA DEL TRABAJO

"El Cuarto Estado" de Giuseppe Pellizza da Volpedo
Corría el año 1886 cuando numerosos trabajadores de los Estados Unidos fueron a la huelga en demanda de la jornada laboral de 8 horas, que ya había sido establecida por la Ley Ingersoll promulgada años antes por el Presidente Andrew Johnson pero que era sistemáticamente ignorada. Durante la tercera jornada de huelga se produjo en la ciudad de Chicago una pelea entre los manifestantes y los "esquiroles" que trabajaban en la fábrica McCormik de maquinaria agrícola. En un momento dado la policía abrió fuego contra la multitud provocando varios muertos. 

Al día siguiente se convocó un acto en la plaza Haymarket por los trabajadores muertos la vispera. La policía actuó con contundencia hasta que en un momento dado una bomba hizo explosión entre los policías matando a uno e hiriendo a varios más. Inmediatamente la policía abrió fuego contra la multitud. Se detuvo a docenas de personas, y tras un juicio cinco de ellos fueron condenados a morir en la horca y ejecutados.
Retrato de los cinco ejecutados tras los sucesos de Chicago (fuente Diario 26 de Argentina)
En recuerdo de aquellos acontecimientos se instituyó en numerosos países el primero de mayo como Día del Trabajador (aunque en muchos otros la fiesta se celebra en otras fechas, como EEUU que lo celebra el primer lunes de septiembre). Es evidente que, con el paso del tiempo la fiesta ha sufrido un cambio profundo, parecido al sufrido por los propios sindicatos. De ser un día en los que se exigían mejoras (unos pocos) y la creación de un mundo ideal, basado en un par de teorías sin base, una cantidad ingente de prejuicios y sobre todo mucha fe (la mayoría) a un acto que se contempla como una obligación más de la casta privilegiada y burocrática en que se han convertido los sindicatos. Muchos sindicalistas, mayormente los que forman parte de las directivas, únicamente "trabajan" el Primero de Mayo.

Toxo y Méndez, Méndez y Toxo. Tanto monta.
Porque convendrán conmigo que resulta vergonzoso ver a Toxo y Méndez hablando en nombre de los trabajadores, cuando, por ejemplo, el segundo lleva veinte años en el cargo. Exigiendo luchar contra el paro, quienes tienen una responsabilidad primordial en la alta cifra que actualmente padecemos. Criticando la reforma laboral que ellos mismo aplican a sus trabajadores. O, sobre todo, hablando de corrupción.

Los sindicatos han perdido el norte, su única función válida, que es defender al trabajador, que considere que necesita esa defensa, evitando que un empresario sin escrúpulos pueda explotarlos, u obligarlos a trabajar arriesgando su vida o su salud. 

Fuente Libertad Digital
Sin embargo para eso los sindicatos no suelen estar, aparecen cuando hay que celebrar elecciones en la empresa y desaparecen inmediatamente después. O cuando muere un trabajador, momento en el que suelen hacer furiosas declaraciones a la prensa indicando que eso se veía venir, que no se cumplían las normas de seguridad etc. Curiosamente los periodistas nunca les preguntan que hicieron ellos para evitar ese desenlace.

Son, en fin, inmensas empresas dedicadas, de forma exclusiva, al saqueo de fondos públicos, que utilizan de forma extraordinariamente opaca. Son mamporreros de determinados partidos políticos cuyas tropelías aplauden con entusiasmo a cambio de generosas subvenciones. 

Este cartel se merece por si sólo una entrada, fundamentalmente porque el eslogan debería ser al revés.
En resumen, necesitamos reformar el sindicalismo español, hacer una limpieza general, porque en la situación actual de nuestra economía son muchos los trabajadores obligados a firmar contratos con condiciones abusivas, (no hablo de las rebajas lógicas) y generalmente se encuentran solos ante esas empresas, minoritarias, que maltratan a sus trabajadores. Para evitar esas situaciones se necesita a los sindicatos. 

Esa es su única función, y es la que muchos sindicalistas de base cumplen con esfuerzo cada día. Es a ellos, que hacen una extraordinaria y generosa labor, a ellos que actúan con honestidad, independencia y valor, a ellos que son, en fin, sindicalistas de verdad, a quienes quiero mandar un saludo desde este humilde rincón de la web, felicitarlos en este Primero de Mayo y, sobre todo darles las gracias.

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